lunes, 18 de junio de 2007

RUSOS EN LA CULTURA BOLIVIANA


Maestros rusos del ballet
y la música en Bolivia


Por Elías Blanco Mamani


En 1979 muchos rusos, algo más de 100, llegaron a Bolivia en busca de la tierra prometida, tal cual lo anuncian las escrituras cristianas. Son de la religión denominada cafálica, que según definen los propios practicantes, es la primera que nació a la muerte de Jesús y se desprende de la doctrina católica. Y se establecieron en los fructíferos campos de Santa Cruz de la Sierra, donde trabajan produciendo soya y maíz principalmente. Hoy son más de cincuenta familias que han conformado colonias como la denominada ‘Toborochi’.
Pero la historia boliviana registra a otro grupo de rusos, quienes más que la tierra prometida, buscaron desarrollar su obra cultural, y aquí se inscriben los nombres de Anche Kalashnikova, Iliana Leonidoff, Valentina Kaptelin Romanof y Rubén Vartañan, a quienes se suman la investigadora cultural Tatiana Davitians y el pintor Nicolai Smirnov. Sin duda que hoy otros nombres que por ejemplo llegaron para colaborar con las academias de ballet en Bolivia, indagar sobre ellos es una tarea pendiente. Hoy reseñamos a los cuatro inicialmente citados.

ANCHE KALASHNIKOVA

Cineasta y promotora cultural. Nación el Siberia, Rusia. Estudió literatura y piano en su país. Siguió su formación asistiendo a la Escuela de Cine de Cuba, donde se especializó en dirección cinematográfica. Llegó a Bolivia el año 2002, radicando inicialmente en Cochabamba donde formó grupos juveniles de teatro y dictó talleres de cine; posteriormente pasó a radicar a Santa Cruz de la Sierra, donde impartió talleres de guión de cine, y allí rodó su primera película con el apoyo de Marco Antonio Arce.
Su película titula I am Bolivia, un filme que cuenta la historia de cuatro jóvenes de buena familia asentadas en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra. Estos se involucran sin querer en el secuestro de una menor de tan sólo ocho años, hecho que les planeta los dilemas de denunciar el hecho, quedarse callados o aprovechar la situación y salir ganando; cuatro sueños frustrados buscarán su oportunidad en una niña con futuro incierto. Ella -la niña- entrará en sus vidas sin decir una sola palabra, pero los cambiará por siempre; ella se llama Bolivia.
A decir de Andrés Laguna “Desde lo estrictamente cinematográfico ésta -I am Bolivia- no es una gran película, pero es discurso, las intenciones y las reflexiones son lindas, sinceras y, ante todo, éticas. Eso es lo más importante. I Am Bolivia es una propuesta agradable que nos propone renovar nuestra fe en nuestro país. Ser Bolivia no parece ser algo muy difícil, simplemente es cuestión de fe”.

ILIANA LEONIDOFF

Bailarina rusa de ballet. Fundadora y directora de la Academia Nacional de Danza de Bolivia (dependiente del Ministerio de Educación) el 10 de octubre de 1951, en La Paz. Estudió danza con Rafaele Grassi, en el Scala de Milán. Fue primera bailarina ‘etoile’ del ballet del maestro Nicola Guerra. Siguió su formación con importantes maestros en Francia y en Austria. Fundó y dirigió la Escuela de Danza del Teatro Real de la Opera de Roma, Italia. Coreógrafa del Teatro ‘della Scala’ de Milán. Actuó en varios escenarios europeos y de América, hasta que llegó a Bolivia hacia el año 1950.

VALENTINA KAPTELIN ROMANOF

Bailarina de ballet. Nació en Moscú y falleció en Cochabamba en 1952. Estudió en la Academia ‘Agneta Slany’ de Los Angeles, EEUU. Llegó a La Paz a fines de 1937. Se matrimonió con el escritor y diplomático boliviano Walter Montenegro. Profesora de danzas y plástica animada en el Instituto Superior de Educación Física. Fundó la Academia ‘Valentina Romanof’ y sus discípulos formaron el ballet ‘Amerindia’ que fue dirigido por José María Velasco Maidana (apunte de Guillermo Lora). También trabajó en la Escuela Nacional de Ballet fundada por Alcira Aparicio. Entre sus puestas en escena figura la titulada ‘Diablada’ (1943).
Guillermo Lora anota que Romanoff “Desde 1945 introdujo la técnica de la danza moderna de Martha Graham. Combinó la inspiración europea con la estilización indígena boliviana”.
La autora nacional Yolanda Bedregal le dedicó un poema que dice en una parte: “La música se hunde hasta las venas / Y las desata hasta el alma / Que emerge de la carne / Hay en sus dedos dardos finos / Y se deshiela el mar cuando ella danza / Bajo la estrella que la imanta en brillos / A la caricia de sus movimientos / Dan forma al aire en que la danza avanza / Naciendo en cada paso y acabándose…/ La bailarina con los ojos fríos / Rescata el fuego de su corazón / En ritmo eterno que al nacer se muere”.

RUBEN VARTAÑAN (en la foto)

Maestro de música y director de orquestas sinfónicas. Nació en Leningrado, Rusia, en 1936. Cursó estudios musicales en el Conservatorio Nacional de Moscú. Trabajó con la Orquesta Filarmónica de Viena (1963) como asistente de su Director Titular, el Maestro Herbert von Karajan. Prestó su concurso a la Orquesta Filarmónica de Moscú. Más tarde dirigió la Orquesta Sinfónica de Armenia, ejerciendo al mismo tiempo, una Cátedra de Dirección de Orquesta en el Conservatorio de la Capital Soviética. Realizó extensas giras por el Continente Europeo.
En América, condujo la Orquesta Filarmónica de Moscú en presentaciones en México y Cuba. Llegó a Bolivia, en julio de 1971, gracias a un convenio de cooperación cultural con el gobierno soviético de entonces. Trabajó bajo contrato con el Ministerio de Educación y Cultura, designándole Director Titular de la Orquesta Sinfónica Nacional. Permaneció en Bolivia hasta 1976, tiempo en el que aportó en varios campos de la música: consolidó a la Orquesta Sinfónica llevándola a interpretar obras mayores como la ‘Misa de Requiem’ de José Verdi, la ‘Misa Solemnis’ de Beethoven y la cantada profana ‘Carmina Burana’ de Carl Orff (por primera vez interpretado en Bolivia), en esta última bajo la dirección general de Wolfgang Kudrass.
Otra faceta fue la docente: dictó clases en la UCB de La Paz, a cuya aula asistieron estudiantes hoy consagrados músicos como Ramiro Soriano Arze, Cergio Prudencio y Rubén Silva. En Bolivia también conoció a quien sería su esposa, Tatiana Davitians, dama ligada a la investigación de la literatura y las artes. Los estudios de la música coinciden en señalar que el período de Vartañán fue el de mayor auge de la Orquesta Sinfónica Nacional, integrado básicamente por músicos bolivianos.

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